A antes de que Ramón Alfredo "Alí" Pintos se corone hace algunos días campeón del Provincial de Autocross con 57 años y 21 como piloto, hay una precuela, como en el cine. Dice la historia que el hoy aguilarense por adopción, nacido en el pueblo de El Mollar (cerca de Villa Belgrano) y en una familia de ocho hermanos, despertó al deporte como futbolista. "Jugaba todo el día a la pelota. Y cuando terminaban los partidos, nos íbamos con todos los chicos al almacén de Don Yapur, que vendía de todo", recuerda.
Justo fue en ese sitio de reunión donde empezó a forjarse el que sería el apodo con el cual a Pintos lo conoce hoy todo Aguilares: "Alí". Cuente campeón, cuente...
"El árabe era duro con el idioma y un día un paisano le hizo una broma. Se enojó mucho y lo corrió. Después lo hicieron entrar en razón y le sugirieron que él también le juegue una broma. 'Aduerdo, no sabe dónde está Alí' comenzó el almacero el chiste. Pero después se hizo un lío con las palabras y terminó siendo víctima de su propia broma. Fue muy gracioso. ¿Qué tenía que ver yo con eso? Que me gustaba contar la historia, siempre me la pedían y así me empezaron a decir Alí. Me pegó tanto la palabra que le puse así al negocio, un maxi kiosco que monté hace 22 años", narró el corredor.
Un detalle: Pintos hizo de todo un poco antes de convertirse en kiosquero. Apenas asistió a la escuela ("mucho no me gustaba", dice), fue heladero, garrafero, gacetero, chofer de camiones desde los 17 años ("tiraba caña con un Mercedes Benz en los duros años '70 y también anduve por todo el país). Hasta que en 1992 dejó de andar sobre las ruedas de un camión y se decidió a poner los pies literalmente sobre la tierra. Y armó el kiosco, que desde entonces se convirtió en el sustento de la familia y que hoy tomó forma de un polirrubro.
¿Y qué hay del automovilismo? se le pregunta y "Alí" toma velocidad. "Siempre me gustó, sobre todo el autocross. Al principio iba a ver las carreras, pero al poco tiempo comencé a acompañar a Guillermo Escarlata. Corría 1994 y en la categoría había grandes pilotos, como 'Luchín' Cárdenas, Juan Carlos Cornaglia y Juan Gil, entre muchos otros. Hasta que terminé por comprarme un coche, en 1997", dijo.
El auto que adquirió Pintos había pasado por las manos del "Corto" Castro, de Víctor Hugo Filippini y de Zelada. "Me costó aprender a manejarlo. Tenía confianza en que mi experiencia como chofer de camiones me iba a servir. Pero no. Me dí cuenta que esto de ser piloto no era para cualquiera. Así que me tomé mi tiempo para aprender. Y como se dice, andando se van conociendo cosas", señala.
Lo cierto fue que, desde su debut, nunca fueron fáciles los tiempos para Pintos. Obligado a trabajar duro para poder mantener la economía familiar, su afición por los motores quedaba en segundo lugar. "Si conseguía apoyo de auspiciantes, ayuda de los amigos y vendía rifas, iba a correr. Sino me quedaba en casa. Por eso los campeonatos no los hacía completos. Ganaba carreras, pero no era constante. Y de allí fue que terminé seis veces segundo", apunta.
Si bien Pintos hizo rally con un Renault 18 en 2011, la cuestión presupuestaria frenó sus ambiciones de seguir en la categoría. "El autocross forma parte de mi vida, pero lo hago porque es la división del automovilismo más al alcance de mi bolsillo. Sí se sufre mucho, el frío, el calor, la lluvia, el barro. Claro que también hay días lind os, en los que manejar este auto es un placer. Sobre todo en las zonas trabadas, donde siento que estoy dentro de un juego", dice.
El papá de Leandro (25 años, también piloto); Andrea (21); Patricio (12) y Gerónimo (11) -estos últimos con Guadalupe, su actual pareja-, es un hombre que le dedica a su negocio entre 15 y 16 horas de trabajo. Pero en su vida no todo es trabajo, familia y motores: gusta de ir al campo, de practicar tiro, de bailar y, tal como en su infancia, de jugar al fútbol. "Fui goleador de la Liga de Veteranos de Aguilares con el equipo del barrio Illia". Y también sigue al deporte en vivo, yendo a la cancha del Deportivo y siguiéndolo por televisión a su Boca querido.
Las perspectivas para él en el automovilismo pasan por seguir en el autocross y, si es posible, volver al rally. "Todo dependerá de cómo se dé la situación económica, ojalá pueda lograrlo".
Y casi tanto como el deseo de alcanzar un presupuesto está el pedido de "Alí" acerca de lo que, según sostiene, debe suceder en Tucumán para que el automovilismo recupere envión. "Pienso que debe haber más consideración con los pilotos, más comprensión desde lo económico. más atención a nuestras opiniones. Es que en esto somos nosotros los que ponemos todo. Sé muy bien que las leyes están para cumplirlas, pero me parece que dada las últimas circunstancias, todo se podría hacer mejor. Ojalá entre todos encontremos la manera de recuperar la fuerza que esta disciplina tuvo alguna vez en la provincia".